Las hijas de mis hijos… mi cosecha de piel y latidos.
Hablar de mi vida es abrir un gran círculo donde se encierran nombres , rostros, sueños, ausencias, recuerdos.
En “Hace mucho tiempo”… te conté ,a grandes rasgos ,mis pasos por este camino .Pero esta parte de mí merece un capítulo aparte como el que –en su momento- hicieron mis hijos.
Las palabras se me vuelven escurridizas, se intimidan y no encuentro las justas, las exactas…
Por eso voy a tomar las de Armando Fuentes Aguire cuando cuenta que:
“Adán y Eva comieron la manzana y Dios los echó del Paraíso: e hizo bien. Si no, seguiríamos aburridos hasta hoy.
Adán y Eva tuvieron hijos. Y eso está bien, porque si no a su muerte se habría acabado el mundo.
Adán y Eva, oh! maravilla, tuvieron nietos y dijo Eva cuando se vio convertida en abuela:
_ Parece que Dios nos ha perdonado, pues con ellos estamos en el Paraíso”.
“De abuelitas, abuelitos y otros Ángeles benditos”
Quien late en esta pancita ya completa mi Edén . ¿Será nena o varón? Todavía no lo sabemos. Nacerá en setiembre ,cuando la primavera estalle…
Reedito el final de mi añejo poema “Dos milagros” diciendo:
“Florecida mi tierra,
fecunda mi entraña,
toda MADRE ( hoy ABUELA),
Desde el cauce de sus vidas que me prolongan…
MUJER PLENA
Me levanto sobre la sentencia de mi muerte
y en ustedes me proclamo ETERNA.”
Vilma Novick Freyre . Del libro “Polvo de maripos
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